Hoy os quiero hablar de un plato típico de Galicia, muy común en los furanchos y taperías y últimamente hasta empieza a verse también por restaurantes de mas nivel, ya que lo tradicional siempre llama clientela. Se trata de los pimientos de padrón.
Una de las características principales de estos pimientos además del sabor, por supuesto, es que algunos de ellos pican, pero pican de verdad, llegando incluso si tienes mala suerte a ser peor que una guindilla, pero ese picor no evita que mucha gente acabe encantada con su sabor y a pesar del picor siga comiéndolos.
Una de las características principales de estos pimientos además del sabor, por supuesto, es que algunos de ellos pican, pero pican de verdad, llegando incluso si tienes mala suerte a ser peor que una guindilla, pero ese picor no evita que mucha gente acabe encantada con su sabor y a pesar del picor siga comiéndolos.




Origen
Su origen es franciscano. Los pimientos de Padrón son mayoritariamente de la localidad coruñesa que les da nombre aunque se cultivan prácticamente en toda Galicia y parte de España y mundo. Su cultivo comenzó, en realidad, en la aldea de Herbón (perteneciente hoy al municipio de Padrón), donde se plantaron estas hortalizas recién descubiertas en América. Así, con los años, se fueron adaptando a la climatología y suelo de los valles de los ríos Ulla y Sar, menguando en tamaño pero ganando en aroma, dando lugar a pequeños pimientos respingones de intenso sabor como los que conocemos hoy en día.
Parece ser que los monjes franciscanos del monasterio trajeron de la evangelización por las Indias Occidentales (América, en especial de las Antillas y Bahamas) algunas semillas, que acabaron sembrando en la huerta del monasterio y dando lugar a los conocidos pimientos de los que hoy podemos disfrutar. Los auténticos, procedentes de esta aldea y sus alrededores, tienen un precio bastante elevado en comparación con otras imitaciones que se cultivan en Almería o Marruecos. De hecho, sus agricultores luchan por obtener la Denominación de Origen igual que se hace con los vinos y licores.Su recolección se realiza cuando aún son pequeños, ya que ése es el momento en el que el sabor alcanza su mayor potencial. Si se dejan crecer, se hacen algo más largos, más parecidos a los pimientos convencionales, y, si son de los picantes, adquieren un tono rojo intenso, parecido a las guindillas, pero más grandes y anchos. La temporada comienza en mayo y se alarga hasta finales de verano. De hecho, en agosto se celebra en Herbón una gran fiesta para celebrar la cosecha de los pimientos y todos sus habitantes (y cientos de visitantes curiosos y turistas) se unen a la fiesta degustando este manjar.
(Foto tomada por Marcos Garcia de MarcosGarcia.es)Su origen es franciscano. Los pimientos de Padrón son mayoritariamente de la localidad coruñesa que les da nombre aunque se cultivan prácticamente en toda Galicia y parte de España y mundo. Su cultivo comenzó, en realidad, en la aldea de Herbón (perteneciente hoy al municipio de Padrón), donde se plantaron estas hortalizas recién descubiertas en América. Así, con los años, se fueron adaptando a la climatología y suelo de los valles de los ríos Ulla y Sar, menguando en tamaño pero ganando en aroma, dando lugar a pequeños pimientos respingones de intenso sabor como los que conocemos hoy en día.



Su preparación es muy fácil, hasta yo que soy un poco manazas para la cocina podría hacerlos sin problema. No tenemos más que freírlos, bien hechos, en abundante aceite de oliva y a la hora de servirlos solo hace falta echarles un poco de sal gorda y ya están listos para degustar. También le podéis echar un poco más de aceite según gustos, aunque con el de la fritura suele ser suficiente. La manera de comerlos más común es como tapa, ración o aperitivo, aunque su incorporación a otro tipo de recetas es cada vez más habitual, pudiendo usarse por ejemplo, como rellenos o en compañía de otras verduras. Otra forma de verlos bastante comunes como guarnición de platos de carne, marisco o pescado, sobre todo, de especialidades gallegas. Una mesa con una fuente de pimientos de Padrón, pulpo a feira, empanada y calamares se convierte en uno de los manjares mas típicos de Galicia.

3 Comentarios:
Jc dijo...
Aquí dicen que todo depende de cuánto los hayan regado mientras crecían. Mucha agua, poco picor. Los que hayan regado poquito habrá recolectado casi guindillas.
brujilda dijo...
Los pimientos de Padrón no pueden faltar en un buen tapeo. Son un vicio, eso si, que no piquen en exceso. Me gusta pasar por la incertidumbre de no saber cuales pican y cuales no. Eso sí, cuando pican yo me refresco con lo primero que pillo, si hay pan, pan, sino agua, vino, o lo primero líquido que encuentre sobre la mesa.
Un saludo.
Unknown dijo...